viernes, 6 de julio de 2018

Actividad de Inteligencia Emocional


Finalizamos el curso escolar, y se organizó un viaje de varios días, dentro de un programa educativo, y consideramos que para imprimirle una riqueza emocional hacia el alumnado y los padres, planteamos una actividad que resultó muy emotiva.

Antes de inciar el viaje, convocamos a las familias y les hicimos entrega de la siguiente carta:

Actividad:

Estimados padres y madres:
Todos, querámoslo o no, tenemos una influencia, positiva o negativa en aquellos con quienes convivimos. Vds. como padres ejercen esa influencia, sobre todo, en sus hijos, para quienes son figuras significativas por excelencia en su vida.

Existe un efecto denominado Pigmalión que consiste en lo siguiente: cuando nos relacionamos con una persona, le comunicamos las esperanzas que abrigamos acerca de ella, las cuales pueden convertirse en realidad; las expectativas que una persona concibe sobre el comportamiento de otra pueden convertirse en una “profecía de cumplimiento inducido”. Vds. son para sus hijos espejos psicológicos a partir de los cuales ellos van construyendo su propia imagen.

Por todo esto, por encontrarnos inmersos en un programa educativo, donde se han establecido diversas actividades para el desarrollo de la inteligencia emocional, donde se muestran los caminos para que entiendan qué sienten ellos y los otros, así cómo gestionar y controlar las emociones. De ahí que se plantee esta actividad, que supondrá un “premio” por su comportamiento, para el crecimiento de su autoestima y para que reconozcan que se les valora y se les quiere. Ellos lo saben, pero la palabra es un factor que influye poderosamente en la autoestima de su hijo o hija.

Nuestra intención con esta nota es pedirles que le escriban una carta a su hijo o hija elogiándolos, una carta de amor, de padres a hijos. Es una semana fuera de casa, hablarán por teléfono, pero pensamos, que en el silencio de la soledad que disfrutarán durante esta semana, reciban la calidez del hogar a través de la palabra escrita, a través de una carta.

Escriban una carta (los dos juntos o una cada uno) e introdúzcala en un sobre y háganosla llegar a los responsables antes del viaje.

Le pedimos la máxima discreción para que cuando se le entreguen las cartas en mitad de la semana resulte ser una sorpresa emocional importante y constructiva para dicha inteligencia y suponga un elemento único e inolvidable de las actividades que se van a desarrollar en este programa educativo.

En espera de su colaboración, aprovechamos para hacerles llegar un cordial saludo.


Tras recibir las cartas de las familias, se guardaron para entregarlas en mitad de la semana en la que se desarrolló la actividad fuera de casa.
Se pueden envolver en papel de regalo. La decoración de cada carta se puede adecuar a la persona a quién va dirigida, o bien, tal cual ha sido entregada, pero en su sobre.
Durante el programa educativo, se llevaron diversas actividades que, en otra entrada se desarrollarán, se enmarcan en la inteligencia emocional y la creatividad. En mitad de la semana se entregó, antes de que se fueran a la cama, de una manera íntima (en un salón, en círculo). Cada alumno y alumna elige cómo quiere leerla: en grupo o en soledad.
Desde nuestra experiencia, podemos decir que el alumnado, en su mayoría, prefirió quedarse en el salón, en grupo, para leerla: la emoción, las sonrisas, las lágrimas..., afloraron con la lectura de las palabras que sus padres habían vertido en esa carta.
Algunos, incluso, decidieron compartir en voz alta, con los demás, lo que sus padres le expresaban en ellas.
Resultó un ser una experiencia inolvidable, para nosotros y para ellos.

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